YPF abre la puerta a un gigante árabe: ¿alianza estratégica o nueva entrega del gas argentino?
4 noviembre, 2025
En Abu Dhabi, entre alfombras rojas y contratos con sello dorado, YPF oficializó un acuerdo con ADNOC —la petrolera estatal de Emiratos Árabes Unidos— para sumarla al proyecto Argentina LNG, esa apuesta que busca convertir al gas de Vaca Muerta en dólares líquidos (y licuados).
El entendimiento se firmó durante la cumbre global ADIPEC 2025, donde el presidente de YPF, Horacio Marín, habló de “alianza estratégica”, “impacto internacional” y “empleo de calidad”. En criollo: más socios, más inversión y, con suerte, más exportaciones. Pero claro, también más manos extranjeras en la olla energética argentina.
La jugada incluye a XRG, la filial de ADNOC para inversiones globales, y a ENI, el grupo italiano que ya está dentro del esquema. La idea es armar una plataforma de gas natural licuado (GNL) que produzca 12 millones de toneladas por año, con posibilidad de subir a 18. Traducido: una megaestructura flotante (tecnología FLNG) que tomará el gas de Neuquén, lo licuará en dos barcos y lo mandará al mundo.
Hasta ahí, todo parece un win-win. Pero como suele pasar, el diablo está en los detalles: ¿cuánto de este proyecto quedará realmente en manos argentinas? Porque ADNOC no es una pyme del desierto, sino uno de los diez gigantes energéticos del planeta, con inversiones en Estados Unidos, África y Asia. Cuando llega a un país, no viene de visita: viene a quedarse.
Mientras tanto, YPF intenta mostrar músculo propio. La empresa logró financiamiento externo por más de 1.200 millones de dólares para acelerar la producción de Vaca Muerta y avanzar con la infraestructura del gasoducto y las plantas licuefactoras. Según Marín, el Plan 4×4 apunta a duplicar la actividad petrolera y generar 50.000 empleos. Nada mal para una petrolera estatal que, al menos en el discurso, sigue pregonando “eficiencia y competitividad”.
El proyecto completo podría mover más de 30.000 millones de dólares anuales en exportaciones para 2030. Plata dulce en un país seco de divisas. Pero la pregunta persiste: ¿será un salto soberano o un negocio tercerizado? En otras palabras, ¿estamos vendiendo energía o la gallina de los huevos de gas?
En paralelo, la soldadura final del oleoducto Vaca Muerta Sur ya prepara el terreno para sacar petróleo rumbo al Atlántico. Si todo sale como prometen, en dos años Argentina podría duplicar sus exportaciones de crudo. Un hito técnico que entusiasma tanto como preocupa: mientras se abren válvulas, también se abren puertas a capitales que no siempre miran el mapa con la bandera celeste y blanca.
En el encuentro de Abu Dhabi, Marín también compartió panel con Haitham al-Ghais, secretario general de la OPEP. Se habló de transición energética, IA y “demanda sostenida de hidrocarburos hasta 2040”. O sea, mientras el mundo dice que va hacia lo verde, los grandes siguen bombeando oro negro y gas azul. Argentina, con su potencial, podría jugar en esa liga… siempre que no le toque el rol del suplente.
En resumen: el acuerdo con ADNOC puede ser una puerta abierta al desarrollo o un nuevo capítulo del manual de dependencia energética. La diferencia, como siempre, la marcará el contrato chico —ese que nadie lee hasta que el gas ya está en otro puerto.
Porque si algo nos enseñó la historia, es que cuando vienen a buscar energía, rara vez lo hacen por amor al federalismo.