YPF muestra récords operativos, pero su balance prende la luz amarilla: más deuda y pérdida neta en el trimestre

8 noviembre, 2025

Entre tanto titular de “récord histórico” y “eficiencia operativa”, hay un dato que corta el entusiasmo: YPF cerró su tercer trimestre con una pérdida neta de USD 198 millones, según informó la propia compañía este viernes. El resultado se explica por ajustes impositivos diferidos y la caída del precio internacional del Brent, que erosionó parte de las ganancias acumuladas.

Aun así, el relato oficial insiste en la otra cara del balance: un EBITDA ajustado de USD 1.357 millones, un 21% más que el trimestre anterior, y un salto del 43% en la producción de shale oil, que alcanzó los 170.000 barriles diarios, llegando incluso a 190.000 en octubre. Cifras que muestran potencia, sí, pero también una paradoja cada vez más visible: YPF produce como nunca, pero financieramente sigue con el tanque a medias.

La compañía arrastra una deuda total de USD 10.630 millones, frente a un valor bursátil de apenas 14.250 millones al cierre de ayer en Nueva York. El ratio deuda/market cap ronda el 73%, lejos de ser escandaloso —Petrobras está en 87% y Ecopetrol en 160%—, pero suficiente para encender una luz amarilla. En criollo: no está al borde del precipicio, pero tampoco anda sobrada de aire.

El Plan 4×4, emblema de la actual gestión, avanza con fuerza. El oleoducto VMOS —que conectará Vaca Muerta con el Atlántico— ya lleva 440 kilómetros soldados y un avance del 35%, mientras el proyecto de Gas Natural Licuado (GNL) junto a ENI y el gigante árabe ADNOC promete abrir una nueva fase exportadora. Pero cada paso de expansión se paga, y buena parte de esa factura se financia con deuda.

Por eso, entre el optimismo por los pozos récord y las alianzas internacionales, el balance de YPF deja un mensaje incómodo: los números operativos brillan, pero el resultado financiero no acompaña.

En tiempos donde se celebra cualquier dato positivo, una pérdida de casi 200 millones de dólares no debería pasar inadvertida. Porque en la economía real —esa que no se mide en PowerPoints— los pozos más profundos no están siempre en Vaca Muerta, sino en los balances.

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