Mindlin prolonga su reinado

29 julio, 2025

por Luciana Glezer

Marcelo Mindlin tiene un motivo real para brindar (y no con sidra). Primero el gobierno le renovó —sin pasar por la casilla de salida ni llamado a licitación— la concesión de Transportadora de Gas del Sur (TGS), la autopista subterránea por donde viaja el gas desde Vaca Muerta al corazón del país.

La primer mitad de TGS está controlada por Pampa Energía (51%), los Sielecki (27%) y el Grupo Safra con otro (22%). Mientras que el restante se distribuye entre en el FGS (Fondo de Garantía de Sustentabilidad) de la ANSES y otro paquete accionario que cotiza en la bolsa. No

Pero la prórroga fue por decreto (495) “Prorrógase, a partir del 28 de diciembre de 2027 y en los términos y condiciones del Acta Acuerdo de Prórroga que se ratifica mediante el artículo 1° del presente, por el plazo de VEINTE (20) años, la Licencia para la Prestación del Servicio Público de Transporte de Gas otorgada a TRANSPORTADORA DE GAS DEL SUR SOCIEDAD ANÓNIMA por el Decreto N° 2458 del 18 de diciembre de 1992”. 

En tiempos donde se homenajean o parodian los 90s, a puro trazo de Montblanc se le otorgó a Midlin, sin competencias ni objeciones y por nada menos que dos décadas, la distribución del gas. Un negoción sin techo que tiende a expandirse. Con esa carta bajo el brazo, Marcelo M apunta a quedarse también con la obra, operación y mantenimiento del segundo tramo del gasoducto Néstor Kirchner. Juego largo.

Pero eso fue solo el primer sorbo (y no de sidra). Al rato, llegó el postre: el Estado anunció la venta de su parte en Transener, la médula espinal del sistema eléctrico nacional. Dos piezas clave que encajan justito en el rompecabezas que Mindlin.

La eventual compra de la participación estatal en Transener —cerca del 50%— lo dejaría al mando de una compañía que transporta más del 85% de la electricidad del país. Hoy Mindlin ya controla algo más del 26%, y va por todo.

Con estas jugadas, Mindlin se convierte en el primer empresario capaz de rearmar la cadena energética completa: produce gas, lo transporta, lo transforma en electricidad y la hace circular por el país. El sueño del integrador vertical se acaba de cristalizar.

Mindlin no solo arma su romepecabezas, también lo rediseña. Las piezas no le caen del cielo, pero lo encuentran siempre en el casillero correcto. Y aunque todavía hay dados sobre la mesa, el tablero ya tiene su nombre grabado en el borde.

En los pasillos del sector ya hay quienes murmuran que esto se parece demasiado a “la nueva Segba”, aquella empresa estatal que controlaba toda la cadena energética antes del desguace menemista. Lo que los 90 partieron para generar competencia, hoy vuelve a concentrarse. Solo que esta vez no en manos del Estado, sino de un privado con muchísimo poder.

Algunos lo llaman capitalismo de amigos. Otros prefieren no ponerle nombre. Pero mientras se discute la eficiencia del mercado, el gobierno celebra la venta de Transener por apenas 150 millones de dólares, un número que en otras latitudes no alcanza ni para levantar una torre.

“En tiempos de crisis, hay que comprar barato”, confesó Mindlin en una charla con Alfredo Zaiat. Y vaya si aprendió la lección: cuando el Estado tiene urgencias y vende apurado, aparece el bravo Mindlin el Rey de las Ofertas!

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