
Cobra por todos lados, pero no paga a los de adentro
25 agosto, 2025
Camuzzi crece. Amplía su concesión. Festeja balances en alza. Se consolida como la distribuidora de gas más grande del país. Todo eso gracias a las tarifas que pagás vos, que pago yo, que pagamos todos… y al trabajo de miles de técnicos, administrativos y operarios que hacen que la red funcione, incluso cuando el frío aprieta o cuando la pandemia vació las calles.
Pero en el otro lado del mostrador, a quienes hacen que ese servicio llegue, les cierran la puerta en la cara.
“Mientras la empresa gestiona un negocio millonario con rentabilidad asegurada, se niega a dar respuestas concretas a los legítimos reclamos de sus trabajadores”, denuncian desde STIGAS Bahía Blanca, en una nueva muestra de la desconexión entre las ganancias y la distribución del esfuerzo.
La bronca sindical tiene fundamentos sólidos. Camuzzi no solo se expandió sobre la red construida originalmente por Gas del Estado, sino que logró extender su concesión con respaldo oficial, mientras postergaba paritarias y congelaba discusiones sobre mejoras convencionales.
Socios en las malas, descartables en las buenas
“Durante años nos dijeron que cuando se sinceraran las tarifas íbamos a jerarquizar nuestros salarios. Bueno, ese momento llegó. Las tarifas subieron, los balances son positivos, pero ahora no quieren discutir nada”, plantean desde el gremio.
La empresa suspendió unilateralmente las negociaciones paritarias, y se niega a discutir temas elementales como el ajuste de viáticos y refrigerios. “Hoy, una vianda digna o el costo real de traslado no está cubierto. Venimos reclamando esto hace años”, explican.
La situación se vuelve más indignante si se recuerda que estos mismos trabajadores sostuvieron el servicio durante los congelamientos y la pandemia, cuando Camuzzi era subsidiada o tenía ingresos limitados. “Fuimos socios en las pérdidas. Ahora que hay bonanza, nos tiran del tren”, disparan.
¿Ganancias sí, derechos no?
Los cuadros tarifarios publicados por el ENARGAS anticipan un aumento notable de ingresos para la compañía. Pero ni eso alcanza para que la empresa abra la mano.
“Si Camuzzi goza de beneficios extraordinarios y logra que le amplíen la concesión, debe demostrar compromiso social”, afirma Pablo Van Den Heuvel, secretario general de STIGAS Bahía Blanca. “Ese compromiso comienza por reconocer y jerarquizar a quienes sostienen todos los días el servicio público de gas natural. Sin trabajadores no hay red, no hay servicio y no hay ganancia que se justifique”.
La pregunta queda flotando en el aire de las distribuidoras: ¿Quién pone el cuerpo cuando hay que garantizar que el gas llegue? ¿Y quién se lleva la parte más grande de la torta cuando las cuentas cierran?