“Crítica de la Energía Política”, el nuevo libro de Nicolás Malinovsky

3 septiembre, 2025

Nicolás Malinovsky es uno de los pensadores más brillantes de la energía en la Argentina. No escribe desde el tecnicismo árido, sino desde una perspectiva que entiende la energía como un campo de batalla; un sistema de relaciones de poder donde se define quién gana soberanía y quién queda relegado a la dependencia.

Su libro “Crítica de la Energía Política” tiene un marco de lujo. Prólogos de Emir Sader, sociólogo y politólogo brasileño, referente del pensamiento crítico latinoamericano, discípulo de Florestan Fernandes y analista de los procesos progresistas en la región. Y de Diego Hurtado, historiador de la ciencia y la tecnología, especialista en política nuclear argentina, exsecretario de Planeamiento en Ciencia y Tecnología. Ambos trazan una entrada que enmarca la obra. La energía no como una mercancía neutral, sino como un terreno de disputa por la autonomía de los pueblos.

El libro está claramente estructurado en dos grandes secciones. En la primera parte, Malinovsky discute críticamente la transición energética. Analiza cómo muchas políticas que se presentan como “verdes” o “modernas” no siempre buscan fortalecer la soberanía energética, sino más bien acomodar los intereses del capital privado y actores trasnacionales.

Malinovsky recorre con bisturí la geografía del sistema energético nacional, apelando al concepto de “liminal” planteado por Alvaro García Linera. Con esta idea, el autor desnuda la tensión permanente entre el espacio de las posibilidades políticas y la presión de estructuras heredadas. Así señala que el país se encuentra en un umbral: entre lo que podría ser una verdadera transición hacia energías más justas y sostenibles. o la repetición de esquemas de dependencia disfrazados de innovación.

En la segunda parte, el libro recrea con precisión el modelo extractivista que se cristaliza bajo el Régimen de Integración Global de Inversiones (RIGI). Allí describe cómo la explotación de recursos energéticos se organiza para exportación, beneficiando principalmente a actores externos o concentraciones privadas locales, mientras la población pierde total control sobre la planificación estratégica.

Malinovsky denuncia que este modelo consolida un esquema extractivo, donde la energía deja de ser un motor de desarrollo soberano y se convierte en una mercancía global. La obra logra así conectar la discusión de la transición energética con la crítica del extractivismo desmesurado, mostrando que sin soberanía política no hay transición posible.

“Crítica de la Energía Política” abre el juego a dialogar con la tradición de pensadores latinoamericanos que ven en los recursos naturales, el corazón de la disputa por la independencia. En un tiempo donde la energía suele reducirse a debates sobre tarifas y subsidios, Malinovsky devuelve densidad política y épica a ala cuestión. Discutir energía es discutir futuro, desarrollo y soberanía.

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