Tras el salvataje de Trump, crece el desembarco de empresas norteamericanas en Vaca Muerta
6 noviembre, 2025
Era cuestión de tiempo. Tras el “salvavidas” económico que Donald Trump le lanzó a Javier Milei, los gestos de agradecimiento empiezan a tomar forma concreta en el subsuelo patagónico. Y donde hay gas y petróleo, hay sonrisas, apretones de manos y promesas de “alianzas estratégicas”.
El gobernador de Neuquén, Rolando Figueroa, encabezó una serie de reuniones con ejecutivos de la empresa norteamericana Brigham Exploration —con base en Texas— y con la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina (AmCham), en lo que ya se perfila como la avanzada estadounidense sobre Vaca Muerta.
“Neuquén necesita socios estratégicos para desarrollar todo su potencial”, dijo el mandatario provincial, que busca inversiones en la Cuenca Neuquina y ya lleva varios viajes a Houston, Nueva York y Washington. Detrás de esa diplomacia energética, se esconde un tablero mucho más grande: Estados Unidos busca asegurar presencia y control en uno de los reservorios de gas no convencional más importantes del mundo.
La firma Brigham, con experiencia en Texas y Nuevo México, confirmó su interés en ampliar operaciones en el sur argentino. Los representantes Bud Brigham, Dav McDavid y Michael Voss —entre otros— mantuvieron encuentros con Figueroa y funcionarios locales, mientras que AmCham y el IAPG también participaron en rondas de trabajo para facilitar el aterrizaje de capitales estadounidenses.
La agenda incluyó visitas a yacimientos de YPF, Shell y PAE, tres de los grandes jugadores del tablero energético. Según el gobernador, “cada alianza que se consolida significa más desarrollo y crecimiento para Neuquén”. Claro, lo que no aclara es quién se queda con el desarrollo y quién con los recursos.
Mientras Milei vende “libertad” y “apertura al mundo”, el desembarco norteamericano en Vaca Muerta suena más a “América primero” que a “soberanía energética”. En tiempos donde la Casa Blanca presta dólares y recibe concesiones, el verdadero negocio parece fluir por debajo de la superficie, junto al gas que vuelve a despertar el apetito extranjero.
Y así, entre abrazos protocolares y selfies en los pozos, la promesa de independencia energética argentina corre el riesgo de volverse un espejismo: mucho discurso sobre el futuro, pero con el tanque lleno de capital foráneo.